domingo, 22 de junio de 2008

Caso Emmeret Hobson

-El tipo que tiene el contrato se llama Derek Russell, dentro de unos días debe decidir si quiere tomar el mando de la construcción. Todo lo que necesito para arrebatarle ese trabajo esta en su casa. Necesito que entres ahí y me lo consigas.-

No era capaz de contestarle, mi cabeza daba vueltas a un asunto bastante patético: ahora me había convertido en un ladrón a domicilio. Quizá publicará un anuncio en el periódico. Todo me parecía tan irreal que pensaba que era víctima de una broma de mal gusto.

-Eso no es todo, si me ayudas, dejando a parte que tu deuda de hace dos años estará saldada, te puedo recompensar económicamente. Yo podré ser un desgraciado con un trabajo un tanto pésimo, pero mis padres no, ellos han sabido jugar bien y ahora se dedican a ver en que pueden gastarse más dinero.-

Empecé a reírme en voz baja. –No se que tal se te dará la construcción pero como chantajista eres pésimo, si está conversación fuera mínimamente seria no nombrarías a tus padres…-

-No quiero acabar como tú dentro de unos años.- me dijo mirándome de arriba abajo.

-Creo que de esa forma te costará convencerme para que haga lo que quieras, pero tu sigue, quizá acabes invitándome a comer.- se notaba que ya me tomaba el asunto como algo gracioso, si conseguí evadir a los policías después de tantos robos, no me sería difícil volver a hacerlo porque James fuera con mi dirección a comisaría.

-Cinco de los grandes porque me consigas esos papeles.- su tono era totalmente decidido.

Actúe de forma totalmente egoísta, si pudiera volver atrás en el tiempo en ese momento lo hubiera hecho, pero aquí estoy, mirando como mi compañero de celda se convierte en un ferviente cristiano e intenta evadir sus pecados, en fin… acepté el trato al oír la suma de dinero.

Cinco mil dólares por hacer algo a lo que ya estaba acostumbrado, me dije ¿Por qué no? Esa misma mañana, James me describió como eran los documentos que debía darle, me facilitó la dirección de ese tal Derek y me recordó varias veces, k tenia k hacerlo esa misma noche para que luego él pudiera tener el contrato lo antes posible.

Una vez firmado no había vuelta atrás, y los peces gordos de importantes multinacionales no pararían el proyecto por un simple pique entre arquitectos a los que se les daba una oportunidad de triunfar, directamente pensarían que se trataba de pasar sobre el que hiciera falta para conseguirlo.

Empezaba a llover cuando mi reunión con James acabó, me aconsejó seguir con el móvil apagado y si esa noche, cuando me encontrara delante de la casa de Derek, no veía señales suyas, siguiera adelante con el plan.

Llevaba unos minutos caminando, cuando cerca de la cabina de teléfono donde esperaba a James esta mañana, una chica se plantó delante de mí. Los mechones de pelo mojado se le caían por delante de la cara, no llevaba chaqueta y empezaba a temblar, pero aun así, no dejaba de mirarme. En las manos llevaba las llaves de un coche y en la otra un trozo de papel arrugado.

No retrocedió cuando llegué a estar a medio metro de ella, seguía mirándome convencida de que era yo la persona a la que buscaba. No sabría definir si su expresión era de enfado o consecuencia del frío que empezaba a hacer por la lluvia.

-Mmmm, ¿ola? ¿necesitas algo o puedo seguir mi camino si eres tan amable de echarte a un lado?.- No me atreví a tocarle el hombro para ayudarla a apartarse, daba la impresión de que caería redonda al suelo en cualquier momento.

-¿Estoy buscando a un tipo llamado Emmeret, eres tú verdad?.- pronunció las palabras poco a poco, tenia la pinta de estar enferma o algo por el estilo.

-Perdona creo que te equivocas, lo siento.- ¿Qué demonios le pasaba a toda la gente de California conmigo? ¿Es que acaso llevaba un cartel en la espalda con un anuncio prestando ayuda? Ya tenia suficiente con todo el embrollo que tenia que solucionar esa noche así que intenté deshacerme de esa chica como fuese.

-No, no me equivoco. Se que has estado hablando con James para planear un robo esta noche, se que tú eres el tipo que estaba buscando.-

La cogí de los hombros y la metí dentro de la cabina de teléfono, cerrando la puerta al entrar los dos. La miré asombrado, sin duda conocía a James y si sabía nuestras intenciones de esta noche, era un grave problema. Durante unos segundos solo se oían las gotas de agua estamparse contra el cristal de la cabina. Con el empujón el teléfono se descolgó y al estar en silencio se podía escuchar el contestador automático con voz de mujer recitando sin ninguna entonación las instrucciones para realizar una llamada.

-¿Quién eres?.- todavía la seguía agarrando de los hombros, pero ella no se asustó, me miraba como si hubiera hecho algo realmente malo, cuando ese día todavía no había tenido oportunidad de hacer tal cosa. No me contestó, parecía pensar la respuesta más adecuada.

-No te lo voy a repetir dos veces.- la llevé al otro lado de la cabina, impidiendo que ahora la gente que transitaba la calle, pudiera ver lo que ocurría dentro.

-Me…me llamo Kristen…soy, por decirlo de alguna manera, la novia de James, aunque más quisiera poder decir otra cosa.- hizo una mueca de desaprobación al pronunciar el nombre de James.

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