sábado, 21 de junio de 2008

Caso Emmeret Hobson

Apenas había empezado a consumir el cigarrillo cuando James apareció a la vuelta de la esquina.
Por lo visto no debió estar en su casa porque seguía vistiendo la misma ropa que la de la noche anterior, y seguramente las gafas de sol eran para no aparentar cara de cansancio.

-Eres muy puntual, has llegado antes que yo.- dijo con una media sonrisa y tendiéndome la mano para que se la estrechara.

-Quiero saber que coño hago aquí, estoy cansado de hacer todo lo que me dices, como si fuera un perro.- Lo sé, sonó un poco prepotente por mi parte dirigirme así a alguien, que sabía a ciencia cierta que llevaba un arma, pero estaba cansado de ese juego.

-Muy bien, dijo apartando la mano abierta y llevándosela al bolsillo de la chaqueta. -pero aquí no es buen sitio para hablar del tema, por favor ven conmigo.-

Me sorprendió tanta amabilidad de su parte a pesar de mostrarme tan reacio, pero le seguí. Tan solo tuvimos que caminar unos minutos y llegamos a un parque cercano con una pequeña fuente y un par de bancos. James decidió situarse en la parte más apartada del lugar y empezó a hablar.

-Creo que ya va siendo hora de que te cuente de que demonios va todo esto.-

-Por primera vez estamos de acuerdo en algo.- asentí

-¿Recuerdas que te dije que me dedicaba a la construcción y diseño de edificios no?.-

-Si, lo recuerdo.-

-Pues bien, desde hace un par de meses, el trabajo escasea mucho, y a lo único que me dedico es a llevar a cabo edificios de protección civil o algún que otro bloque de apartamentos de tres al cuarto, que al año de su construcción parecen haber estado en pie medio siglo.-

-Si todo esto es para quejarte del material o de la forma en que se trabaja no tengo porque…-

-¡Estoy harto de desperdiciar tantos años de universidad para nada! Quiero algo serio, un trabajo importante, no edificios de baja calidad. Así no llegaré a ninguna parte.-

-Sigo sin entender mi papel en todo esto.- me mostraba tan indiferente a la conversación, que cuando pronunciaba esas palabras, mi atención recaía en una paloma cerca de la fuente.

-Tu papel es ayudarme a conseguir los planos y contratos de un nuevo proyecto que se llevará acabo en San Francisco en un par de semanas. Sé de buena tinta que el contrato todavía no esta firmado, no tienen ni diseñador ni constructor, es mi oportunidad y no pienso dejarla escapar.-

-¿Cómo? ¿Me estas diciendo que robe los planos de algo que esta por construir? Creo que has escuchado demasiadas historias sobre el ladrón que te imaginas.-

-Déjame terminar.- Empezaba a mostrarse tenso, se quitó las gafas de sol, de manera que pude verle las enormes ojeras que tenía.

-¡No! Estoy cansado de escucharte y cerrar la boca, ¡no se de que te piensas que soy capaz, pero esto no lo pienso hacer! Una cosa es robar en casas, otra muy distinta es robar los planos de un edificio. ¡Por el amor de dios! ¿es que no has parado a pensar en toda la gente que hay implicada en eso?.-

Y James perdió los nervios, me sujeto por el cuello de la chaqueta y me empujó contra el árbol que tenia a mi espalda. No me hizo daño, pero entonces volví a mirarle a los ojos y tenia la misma expresión que la noche de ayer. Me miraba pidiéndome ayuda a pesar de tenerme agarrado por el cuello.

Me lo quité de encima y con el forcejeo cayó al suelo.

-¿Sabes lo que te estas jugando si no aceptas, verdad?.- dijo mientras volvía a levantarse sacudiéndose la tierra del pantalón y de las manos.

-Si que lo se, pero no se trata de robarle el dinero de la cartera a un pobre desalmado que está durmiendo, es robar un documento oficial de un edificio que seguramente tendrá vigilancia y no pienso arriesgarme tanto por ti. Puede que te robara una vez y créeme, lo siento pero esta no es forma de pagarte lo que en su día te hice.-

-Te equivocas en una cosa, no hay edificio con vigilancia, simplemente una casa como en todas las que has entrado a, digamos, hacer tu jornada laboral.-

-Explícate.- Estaba tan cabreado que le miraba directamente a los ojos sin dejar de pensar que lo mejor era largarme de ahí y no pensar en nada más que hacer la maleta e irme unas semanas.

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